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Se dice que hablar en público es uno de los miedos más difíciles de afrontar. La mayoría de las personas se ponen nerviosas, y no es para menos, es una situación que produce sentirse expuestos. Produciendo un estado de ansiedad, sintiendo el cuerpo agitado, inquietos e incluso angustiados.
El cerebro interpreta este estado como una situación de riesgo y comienza a producir adrenalina que en el cuerpo se manifiesta con sudoración, el ritmo cardiaco se acelera; ocasionando que se dificulte la ilación de ideas generando un tartamudeo o el uso de muletillas o alargando las palabras; la voz se debilita y puede quebrarse, sentimos las piernas temblar, el cuerpo comienza a moverse recargando el peso en una pierna, y luego, se balancea para recargarlo en la otra, algunos se ruborizan.
Pero eso tiene solución. Aunque parezca complicado, hablar en público puede resultar satisfactorio tras seguir unos consejos:
- Sonríe: Cuando sonreímos el cerebro interpreta esa acción como bienestar, comenzando a normalizar los latidos del corazón, relajando los músculos. Además de ser considerada un símbolo de empatía, lo cual nos conecta con la audiencia.
- Respiración: A pesar de hacerlo de manera natural, cuando lo hacemos de manera consciente, logra relajarnos y oxigenar el cerebro. Dicha respiración debe ser lenta y pausada. Inhalando y exhalando pausadamente, hasta sentir el ritmo cardiaco normalizado.
- Lee: hablar en público causa nervios, porque te sientes incapaz de hablar sobre el tema a tratar, aún cuando tengas conocimientos de ellos. Por eso es importante mantenerse actualizado y leer, la información da mayor confianza y permite que te desenvuelvas mejor
- Habla de lo que conozcas: Relaciona el tema del que vas a hablar en público con algo que hayas vivido, leído, incluso dar tu opinión.
¿Cómo preparar un discurso para hablar en público?
Se debe considerar cuál es el tema central a tratar. Aun cuando se pueden tocar diversos temas en una sola intervención, debe existir uno solo en el cual centrar todo el discurso.
Es importante tener claro cuál es el mensaje que se desea transmitir, resumido en una sola frase, no mayor a 8 palabras, para que sea de fácil recordación. Entre más veces se repita durante el discurso, mayor nivel de recordación tendrá. Mínimo se debe incluir en tres ocasiones en toda la intervención.
Cuando el tema es conocido con anticipación hay tiempo para preparar un discurso. Si la situación para hablar en público es improvisada, es importante hacer una estructura mental de lo que se quiere decir. De ahí nace la relevancia de conocer la estructura para que la intervención sea un éxito.
La estructura a seguir para elaborar un discurso que genere un gran impacto en la audiencia es:
- Inicio: son las primeras palabras que captan la atención y se recomienda comenzar con:
- Frases de personalidades conocidas o relacionadas con el tema a tratar.
- Letra de canciones.
- Anécdotas.
- Preguntas (sin esperar la respuesta del público).
- Historias, cuentos, fábulas.
- Datos de encuestas, estudios, rankings, etc.
- Cuerpo: Es el tema desarrollado, la parte que se aborda con profundidad.
- Final: El cierre es de igual importancia que el inicio. Es con lo último que se va a quedar la audiencia, por lo que la manera con la que se concluye, dejará una buena o mala impresión en el público. Para lograr esto, se recomienda terminar con:
- Mensaje.
- Preguntas.
- Reflexión del tema abordado.
- Frases.
Si cuentas con tiempo anticipado para preparar el discurso, escríbelo, ordena las ideas y repásalo las veces que puedas. Si te lo aprendes de memoria, corres el riesgo de verte rígido y la naturalidad es lo que logra un acercamiento y empatía con el público. Cuando llegue el momento de hablar en público lo ideal es llevar tarjetas con las ideas principales del discurso, llevarlo impreso resaltando lo importante (fechas, nombres, datos, cifras, etc.); hacer un mapa conceptual o diagramas, con dibujos o palabras que recuerden lo que se quiere decir.
Una vez listo el discurso, ¿cómo decirlo digo?
Se debe hacer uso del lenguaje no verbal, acompañar los movimientos del cuerpo y las variedades de la voz, con lo que se dice con las palabras.
Es importante tener buena dicción, decir las palabras claras, sin que se atropellen las palabras. La entonación, es decir, el tono y ritmo, nos sirven para enfatizar aquello que queremos resaltar o que impacte en la audiencia. Las pausas ayudan a que puedan asimilar lo que se ha dicho, así como para pensar o recordar lo siguiente que se va a decir. Los gestos y ademanes son útiles para apoyar lo que decimos con palabras.
Antes de comenzar a decir el discurso, una vez que haya sido presentado por otra persona, es importante agradecer a quién hizo la presentación, es una cortesía recordar el nombre y mencionarlo; posteriormente dirigirse a las personalidades distinguidas que se encuentran dentro de la audiencia, (en caso de haberlo). Y posteriormente dar inicio con el discurso.
Hablar en público puede causar ansiedad, pero ir integrando los anteriores consejos, van ayudar a convertirlo en una experiencia satisfactoria.
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